Boletín: 061-2025
Bogotá, 24 de octubre de 2025. El Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI alerta sobre una preocupante tendencia: cada vez llueve menos en la Amazonia colombiana. Un reciente estudio revela que, entre 1981 y 2020, las precipitaciones han disminuido en nueve meses del año, lo que refleja un cambio profundo en los patrones hidrológicos de esta región vital para el país y el planeta.
La disminución de las lluvias afecta especialmente a febrero, un mes donde se ha intensificado la sequía, así como a junio, julio y septiembre —meses tradicionalmente lluviosos—, y se concentra en zonas donde la pérdida de bosque ha sido significativa. Municipios como Florencia, San Vicente del Caguán y Cartagena del Chairá (Caquetá); La Uribe y La Macarena (Meta); Cumaribo (Vichada); gran parte del Guaviare, el norte del Parque Nacional Natural Chiribiquete y la cuenca media del río Caquetá (hasta La Pedrera, en el Amazonas), son algunos de los más afectados. La franja de transición entre la Orinoquia y la Amazonia también se encuentra en riesgo.

La magnitud de esta pérdida hídrica es alarmante: cada año se dejan de recibir 716,6 millones de metros cúbicos de agua, volumen equivalente al consumo de agua potable de Bogotá durante casi tres años, o a llenar 2,4 veces el sistema Chingaza, que abastece a la capital.
La deforestación es uno de los principales factores que explican esta tendencia. Al desaparecer los árboles, se interrumpe el ciclo natural de generación y retención de humedad. Sin vegetación, la atmósfera se calienta más, los periodos secos se prolongan y la lluvia se desvanece. Esto no solo afecta al bosque, sino que compromete la seguridad hídrica de comunidades rurales, centros urbanos y ecosistemas que dependen del equilibrio hídrico amazónico.
El agua que deja de caer ya no es solo una estadística: es una señal sobre el futuro del país. Si esta tendencia continúa, se pondrá en riesgo la sostenibilidad de millones de personas que dependen de los ríos voladores, no solo en la Amazonia, señalaron los investigadores del Instituto SINCHI.
La reducción de las lluvias también compromete la regeneración del bosque, la producción de alimentos y altera servicios ecosistémicos fundamentales como la regulación de temperatura, la humedad y el almacenamiento de carbono. Incluso puede desencadenar transformaciones irreversibles en el clima regional.
Frente a esta situación, el Instituto SINCHI plantea tres acciones urgentes para frenar esta tendencia:
El Instituto hace un llamado al Gobierno nacional, las autoridades ambientales y los tomadores de decisión para que estos hallazgos se integren en la planificación territorial, la política hídrica y la reforma rural sostenible. La Amazonia colombiana no puede seguir perdiendo agua sin consecuencias. Lo que está en juego es el recurso más esencial para la vida.
Estos resultados cobran especial relevancia de cara a la COP30, que se celebrará en la Amazonia brasileña. La evidencia sobre la pérdida de agua en la Amazonia colombiana debe estar presente en los debates internacionales sobre justicia climática, financiamiento y adaptación basada en la naturaleza. La Amazonia no puede seguir siendo vista solo como un sumidero de carbono: es también un sistema hídrico esencial para la estabilidad del continente.
Este estudio también fortalece el acceso público a la información ambiental, en concordancia con el Acuerdo de Escazú. El Instituto SINCHI reafirma su compromiso con la generación de conocimiento científico claro, útil y accesible para tomar decisiones informadas que aseguren el futuro del país.